EL ARTE QUE LLEVA A DIOS
Sin duda, Eunate es un lugar que invita al silencio, a la oración, y también a contemplar su singular belleza.
Video publicado con permiso de Rodrigo Fernández
La Iglesia
Presenta una curiosa estructura octogonal, cuyo octavo lado es sustituido por un pequeño ábside, pentagonal al exterior y semicircular al interior, con similitudes con el arte cisterciense, aunque sin arcos apuntados.
EN SU INTERIOR ofrece en su sencillez un efecto de íntima e impresionante espiritualidad, muy acorde con su carácter sacro. Es un espacio con influencias de la arquitectura musulmana, algo propio del sincretismo cultural de la ruta jacobea. Es sus muros de sillar se aprecian dos alturas. En cada ángulo se superponen dos columnas, una en el nivel inferior y otra en el superior. A pesar de la aparente sobriedad, las columnas poseen hasta 26 capiteles, decorados en su mayoría con motivos vegetales.
La bóveda octogonal la sostienen ocho nervios cuadrangulares que confluyen en el centro y se ajustan a la manera mozárabe, sin clave común. Los ángulos inscritos entre los nervios son todos diferentes, lo que demuestra que los ochos lados del templo son distintos.
El ábside, de forma semicircular y con recuerdos del arte cisterciense, se estructura en altura en dos pisos. El inferior presenta una sencilla arquería ciega, mientras que el superior corresponde a la zona de ventanas. Se cubre con bóveda de horno, soportada por gruesas nervaturas, de sección cuadrangular, que se unen en la clave del arco triunfal de acceso.
Los lucernarios con los que se ilumina fueron en su día cerrados y volvieron a abrirse durante las obras de 1940.
La imagen de Santa María que se guarda en su interior reproduce las formas de la talla original románica desaparecida.
EN EL EXTERIOR de Eunate, las aristas se hallan reforzadas por columnas, cuyos capiteles se alinean bajo el alero en alternancia con los canecillos que representan figuras humanas. Por abajo, y hasta la altura de una imposta corrida, cada una de esta columnas va flanqueada por otras dos columnas que sostienen arcos apuntados que dejan el muro rehundido, con lo que se consigue un efecto de elevación y claroscuro. En los muros exteriores alternan ventanas caladas y ciegas y dos puertas que dan acceso al interior del templo. La del norte, frente al camino, presenta baquetones y arquivoltas que descansan sobre dos columnas en cada lado, rematadas en capiteles cuyos ábacos se prolongan en forma de una imposta corrida. Su decoración es bastante rica con temas vegetales, máscaras, animales y figuras humanas, destacando la arquivolta exterior donde los motivos se disponen longitudinalmente. Otra puerta más sencilla y pequeña hacia poniente, ante el altar, con arco de medio punto y arquivolta decorada con puntas de diamante.
Rodea a la Iglesia una singular ARQUERÍA a modo de claustro porticado, separada de los muros del templo por un espacio de unos cuatro metros. Sin embargo, del conjunto de la arquería únicamente los tres tramos orientados al norte corresponden a la época de la Iglesia. El resto se deben a una acertada reconstrucción posterior, acaso del siglo XVII ó XVIII, que armoniza perfectamente con el estilo románico.
La columnata está compuesta por una serie de ocho arcadas de medio punto. En cinco de estos lados, los orientados hacia el Sur, el Este y el Oeste, los arcos apoyan en pilares de sección cuadrada, mientras que en los tres tramos restantes descansan sobre columnas pareadas. Pilares y columnas reposan en un pedestal o pódium corrido.
Los únicos elementos decorados son los capiteles que coronan las columnas y que, junto con los ábacos, presentan motivos vegetales muy variados, entrelazados, máscaras y figuras animales y humanas, que en algún caso parecen representar escenas bíblicas.